miércoles, 4 de octubre de 2017

¿Qué es ser una "Buena Mamá"?

Muchas veces escucho a mujeres y hombres hablar de las "buenas mamás", como una categoría que se le asigna a algunas mujeres que ejercen la maternidad de una determinada manera.
Yo me pregunto entonces, ¿cuáles son los requisitos para convertirnos en "buenas mamás"?
Algunos podrían decir que las buenas mamás son aquellas que siguen un determinado tipo de crianza, las que no pierden nunca la calma, las que ponen SIEMPRE al niño en primer lugar y sus necesidades, esas que se ven como en los comerciales, peinaditas y felices, las que nunca se les pasa el pañal, que leen sobre crianza y van a las diferentes charlas de los especialistas más destacados del área, y tal vez muchas cosas más.
Pero entonces, si hay "buenas mamás", entonces asumo que existen las "malas mamás", ¿o no?
Y ¿qué sería ser una "mala mamá"? Pero sobre todo, debe ser tan duro entrar en dicha categoría! No poder cumplir con los altos estándares de cuidado y crianza de un bebé, niño, adolescente.
¿No será mejor eliminar el calificativo y hablar de las "mamás reales"?
Porque seamos honestas, todas tenemos buenos y malos días, aciertos y errores, exitos y fracasos, subidas y bajadas de ánimo, certezas e incertidumbres, y tanto ir y venir de sentimientos, pensamientos, hormonas, ideas, emociones, que danzan muchas veces sin sentido alguno, al compás de aguas calmas y otras veces en plena tormenta.
¿No sería mejor ser más honestas y honestos y asumir que hay veces que las cosas se nos van de las manos? Que no siempre podemos mantener el equilibrio, que nos frustramos, que nos cansamos, que no podemos esperar ser perfectas en un mundo tan imperfecto, que no podemos siempre con todo, que necesitamos ayuda, que hay días que estamos tristes, que hacemos cada día lo mejor que podemos, que día a día luchamos por mantenernos de pie, sosteniendo el maravilloso mundo de nuestros bebés en los hombros, que quisiéramos siempre dar más, pero que también nos agota que las espectativas de nuestro rol sean tan altas. Agota que muchas veces no se reconozca lo que nos ha salido bien, pero es muy duro el entorno cuando nos hemos equivocado.
Seamos más comprensivas con nosotras mismas, cada una de nosotras enfrenta diferentes batallas cada día, tendámonos una mano, seamos solidarias, apoyémonos mutuamente, miremos alrededor, a esa otra mamá que puede necesitar solo un abrazo, una palabra amigable, una buena conversación, incluso algo rico para compartir.
Cada una de nosotras da cada día lo mejor de sí misma para criar a sus hijos, y solo por eso, solo por intentarlo una y otra vez cada día, merece nuestro respeto y admiración, porque aunque seamos diferentes, tenemos algo en común: amar incondicionalmente a esa personita que nos dice Mamá.

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